Los participantes estuvieron de acuerdo en que es el libro más personal de Fernando Aramburu. El autor se “desnuda” en las escuetas narracciones, especialmente las dedicadas a su padre y a una de sus hijas. Todas construidas siguiendo las técnicas narrativas que domina.
Tras aludir a que el autor empezó su labor literaria escribiendo poesía, uno de los miembros del club de lectura destacó la gran carga poética de “Autoretrato sin mí”, plagado de figuras retóricas como la paradoja del título o la cosificación del capítulo centrado en San Sebastián, en el que usa la segunda persona para entablar un diálogo con su ciudad natal.
Varios asistentes recordaron algo que Aramburu había declarado recientemente a su paso por el Instituto Cervantes de Frankfurt con motivo de la Feria del Libro: que se impone juegos para divertirse, como redactar un párrafo sin palabras que contengan la letra f.
Una participante expresó que la lectura de “Autoretrato sin mí” le había resultado muy placentera y agregó que había leído los capítulos lentamente, “saboreándolos”. En el grupo se entabló una discusión acerca de las razones por las que Aramburu logra ese efecto. Muchos estuvieron de acuerdo en que aunque su estilo es sobrio, claro y preciso, a menudo se decanta por vocablos desusados y su prosa puede resultar algo anticuada. Sin embargo, se reconoció que este libro es excelente para agrandar el vocabulario.
Por otro lado, varias asistentes comentaron que el libro no les había enganchado desde la primera página. En un caso, se dijo que parecía escrito por una persona mayor de lo que en realidad es Aramburu, y que le había resultado aburrido y antipático. Para esta persona, ninguna de las reflexiones aportadas en torno a su trabajo diario de escritor y su desinterés por las pompas y vanidades mundanas le resultaron originales. En concreto, criticó la descripción del ritual del escritor de la manzana matutina por tomarse demasiado en serio a sí mismo.
En general los participantes de la sesión del club de lectura dedicada a “Autoretrato sin mí” corroboraron que este libro gustará a aquellos lectores que compartan con el autor la experiencia de emigración a Alemania. Sin embargo, ven muy difícil que los temas que aborda -familia, orígenes sociales, el pasado- despierten suficiente interés como para que sea traducido a otros idiomas.
En el fondo, el placer que proporciona el sano ejercicio de jugar con las palabras rindiendo homenaje a Cervantes, Góngora y Lorca convierten este libro en altamente recomendable. ¡Y por qué no con una copa de vino al lado y un diccionario! Justo así es como el propio Aramburu nos cuenta que encara la lectura de los clásicos en otras lenguas; suponemos que entre ellas la alemana.